10.8.08

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Lo primero que involucra la anarquía es el autoconocimiento.

El autoconocimiento permite establecer diferencias entre tres conceptos fundamentales para la liberación mental/física/psicológica: límites, deseos y expectativas.

Los límites son quizás lo más difícil de entender de uno mismo. A la simple pregunta: "¿qué es algo que nunca harías?", puede haber miles de respuestas para cada persona, dependiendo del momento. En realidad la persona solo puede responder a una pregunta más bien como ésta: "¿qué es lo que no deseas hacer en este momento?".

Eso nos lleva a los deseos. Los deseos son, al igual que los límites, algo que depende enteramente del momento. De un momento a otro, al igual que un niño pequeño, cualquier persona puede desear cosas completamente contrarias. Los caprichos son una forma desesperada y poco fructífera de los deseos, es por ello que se debe diferenciar perfectamente entre lo que se desea y aquello que es solo un capricho.

En las siguientes entregas, hablaremos más de estos dos conceptos, de modo que podamos explicarlos tan hondamente como nos sea posible.

Por el momento, hablemos de las expectativas. Aquí nos referimos a dos clases en particular: externas e internas.

Las expectativas externas son aquellas que generamos. Es lo que la gente ve en cada uno de nosotros o, al menos, lo que la gente QUIERE ver en cada uno de nosotros. Se trata, en última instancia, de los deseos de los demás reflejados en nuestra imágen.

Obviamente, éstas expectativas suelen ir en contra de los deseos y expectativas internas de cada quien. Las expectativas internas son, por supuesto, aquello que cada quién espera de sí mismo.

El ejemplo clásico de ésto es el adolescente que se debate entre sus deseos de ser odontólogo contra las expectativas de sus padres que esperan de él ser un abogado y las expectativas propias que consisten en no querer defraudar a sus padres.

Aquí es donde se pone interesante: resulta que (sé que será sorpresa para muchos) NO tienen por que cumplir con las expectativas de nadie... ni siquiera las suyas propias. En un mundo sin reglas uno no cumple expectativas, sino deseos (propios, claro). ¿Que cómo pueden ustedes lograr algo así? Bueno... hay numerosas maneras... la más sencilla, por supuesto, es dejar de esperar no defraudar a nadie.

Los dejo con un breve ejercicio:
Piensen detenidamente en las personas que los rodean... traten de pensar en cuáles son las expectativas que ellos tienen de ustedes. Si lo consideran necesario, hagan una breve lista de las personas más cercanas a ustedes y escriban lo correspondiente... ¿Cuántas de ésas expectativas están por encima de lo que ustedes están dispuestos a ceder? ¿Cuántas van en contra de sus deseos? ¿A cuántas de esas personas están ustedes dispuestos a defraudar?

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